Desarrollo sostenible para España segun la ONU

En esta entrada trato de abordar como se integra el desarrollo sostenible con las directrices que marca la ONU en España y la importancia de la pedagogía en esta materia.

El desarrollo sostenible se basa en tres factores como son la sociedad, la economía y el medio ambiente y se define como la satisfacción de las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro para atender sus propias necesidades.

Vemos como en España a través de la ONU se ha llevado a cabo el siguiente proceso:

La Red Española para el Desarrollo Sostenible (REDS) ya está en pleno funcionamiento y esta se ha integrado en la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible. Se creó por Naciones Unidas en 2012.

Su misión trata: la movilización y sensibilización de la sociedad española, las instituciones públicas y el mundo empresarial para que conozcan de manera más rigurosa y comprometida los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que sustituirán a partir del próximo año a los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), aprobados por la ONU en 2000.

La puesta de largo de la Red tuvo lugar en la entrada al 2015 en el auditorio de la Casa del Lector del Matadero de Madrid, en un acto al que acudieron Teresa Ribera, directora del Instituto para el Desarrollo Sostenible y las Relaciones Internacionales (Iddri) y exsecretaria de Estado de Cambio Climático; Jeffrey Sachs, director de la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible, y Miguel Ángel Moratinos, presidente del Consejo Asesor de la REDS y exministro de Asuntos Exteriores.

El Consejo Asesor de la REDS está formado por 18 líderes del desarrollo sostenible en España. No solo apuesta por nuestro país, si no que este y a través de una iniciativa de la junta de Andalucía amplía sus fronteras con programa de salud materno infantil para la población refugiada de Palestina en Gaza, Cisjordania y Siria.

La REDS estará coordinada por varios centros e institutos. Actualmente están adscritos el Instituto Universitario de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias, el aula de Sostenibilidad (aSOS) de la Universidad Internacional de Andalucía, el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (Imedea) y el Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals (ICTA).

Este año será de especial importancia para el desarrollo sostenible y el futuro del planeta, ya que en junio se celebrará la Conferencia sobre Financiación para la Lucha contra el Cambio Climático, en Addis Abeba (Etiopía); en septiembre se evaluarán los ODM y se adoptarán los ODS en Nueva York (Estados Unidos), y en diciembre tendrá lugar la Cumbre sobre el Cambio Climático en París (Francia).

Por lo que cabe destacar es que apostar por el desarrollo sostenible hace ver cuáles son las dimensiones que trae consigo este, como son; conservación, desarrollo de los ecosistemas, paz, igualdad, igualdad, respeto hacia los derechos humanos y democracia.

Todo esto nos debe de hacer pensar que debemos comenzar desde las edades más tempranas a apostar por esto, lo cual es imprescindible tanto en las aulas como en los hogares fomentar esto. Esto permitirá que cada ser humano adquiera los conocimientos, las competencias, las actitudes y los valores necesarios para forjar un futuro sostenible.

Educar para el desarrollo sostenible significa incorporar los temas fundamentales del desarrollo sostenible a la enseñanza y el aprendizaje, por ejemplo, el cambio climático, la reducción del riesgo de desastres, la biodiversidad, la reducción de la pobreza y el consumo sostenible. Asimismo, la EDS exige métodos participativos de enseñanza y aprendizaje que motiven a los alumnos y les doten de autonomía, a fin de cambiar su conducta y facilitar la adopción de medidas en pro del desarrollo sostenible.

Por consiguiente, se ha promover la adquisición de competencias tales como el pensamiento crítico, la elaboración de hipótesis de cara al futuro y la adopción colectiva de decisiones, exigiendo así cambios de gran calado en los métodos pedagógicos que se aplican actualmente.

Manuel González Beltrán

La nueva empresa que se demanda

En esta entrada me gustaría hacer resaltar como muchos economistas y políticos llevan más de cinco años hablando de la necesidad de diseñar un nuevo modelo productivo distinto al especulativo y de precios bajos, que esté basado en el conocimiento, el capital humano y relacional y la investigación, desarrollo, innovación y diseño de los productos y procesos, un modelo que, a diferencia del actual, proporcione estabilidad económica y empleo de calidad, de manera que durante las fases de crisis del ciclo económico no se produzcan desequilibrios tan acusados en la producción y el empleo. Donde he de señalar que para conseguir este modelo productivo, deberíamos empezar por definir cuál es el modelo de empresa y de empresario/a que realmente necesitamos.

Según el último informe de la OCDE, la capacidad de management de las empresas españolas es una de las más bajas de Europa, el grado de ética y de responsabilidad social corporativa en España son escasos y están poco generalizados y la única forma con que se aborda el problema de la falta de productividad empresarial es mediante la “flexibilidad laboral”, eufemismo que se traduce en una reducción continua de los salarios y en el deterioro de las condiciones laborales saludables de los trabajadores, lo que perpetua esta falta de capacidad en la gestión. Con este tipo de empresas es imposible abordar una verdadera reforma estructural del tejido empresarial español que siente las bases para el modelo productivo que necesitamos.

Porlo que es necesario disponer de empresarios con una sólida formación empresarial y humana que garantice una gestión profesionalizada y una cultura organizativa basada en la cooperación, la integración, la solidaridad y la sostenibilidad. Las empresas han de ganar dinero pero el fin no justifica los medios, es decir, con el fin de obtener el máximo beneficio económico se cometen cuantas ilegalidades y tropelías sean necesarias, destruyendo el entorno más inmediato: el medio ambiente, las relaciones laborales e incluso las reglas del juego democrático.

Otro de los elementos clave en el modelo de empresa que se necesita para consolidar un modelo productivo sostenible es el tamaño empresarial. El pensamiento neoliberal plantea como condición necesaria para el éxito empresarial y la mejora de la competitividad, la creación de un tejido empresarial basado en empresas de gran tamaño y lo justifica en base a la globalización de la economía. Cuánto más grande sea una empresa, más rentable y competitiva será. Sin embargo, este argumento, además de ser una falacia, pues el tamaño no garantiza la mejora de la gestión y por tanto tampoco de la rentabilidad, obedece a un planteamiento especulador y oportunista contrario a la sostenibilidad económica.

Algunos datos clave demuestran mi afirmación: más del 70% del fraude fiscal en España es cometido por las grandes empresas y las empresas que más empleo están destruyendo en España durante los más de cinco años de crisis económica que llevamos son precisamente las de mayor tamaño, ello a pesar de que no han dejado de seguir acumulando beneficios económicos. La gran empresa está sustituyendo empleo en España por empleo en otros países donde los salarios son más bajos y las condiciones laborales más precarias y además, trasladan sus sedes centrales a paraísos fiscales con el fin de pagar menos impuestos. Son esas las empresas que no necesitamos para salir de la crisis y consolidar un modelo productivo más eficaz y sólido.

La mayor parte del empleo generado en España reside en las pequeñas y medianas empresas, que además representan más del 90% del tejido industrial. Pero además, se trata de empresas locales, arraigadas en su territorio, por lo que no solo generan empleo estable si no que lo hacen en el entorno más próximo, contribuyendo a crear riqueza y progreso reales, no ficticios. Estas empresas no necesitan crecer por crecer, por lo que son sostenibles y no se dedican a esquilmar el territorio y destruir el medioambiente.

Un ejemplo que he encontrado es el de la cooperativa La Fageda : una cooperativa que se dedica a fabricar y vender productos lácteos en Cataluña con éxito empresarial pero cuyo objetivo no es crecer si no que su presidente (médico psiquiatra) pueda ofrecer a sus pacientes (discapacitados psíquicos) la mejor terapia posible, trabajar. Este es el tipo de empresas que necesitamos para consolidar un nuevo modelo productivo, empresas socialmente responsables con un fin social concreto (y no especulativo) y en las que las personas son la clave de su crecimiento.

Manuel González Beltrán

La economía sumergida como colchón

La economía sumergida se define como el conjunto de actividades que son productivas en sentido económico y relativamente legal (si ciertos estándares o regulaciones se cumplen), pero que «son escondidas deliberadamente a las Administraciones Públicas» para evitar el pago de impuestos, cotizaciones sociales, el cumplimiento de normas laborales, así como evitar algunos procedimientos administrativos.

Desde hace años, España presenta una de las mayores economías sumergidas de la OCDE. Así, según un reciente informe, su tamaño ascendía al 19,2% del PIB en 2012, tan sólo superado por Estonia, Turquía, Polonia, Grecia, Eslovenia, Hungría, Italia y Portugal

Según un análisis, elaborado por el profesor Jordi Sardà de la Universidad Rovira i Virgili (Tarragona) en colaboración con Gestha, el volumen de la economía española ‘en negro’ ha aumentado una media de 15.000 millones de euros al año desde 2008, cuando su tasa se situaba en el 17,8% del PIB. Todo esto viene producido a la crisis económica por la que venimos pasando.

En cuanto a comunidades autónomas se refiere -excluyendo a los territorios forales-, lidera el ranking Extremadura, con una economía sumergida del 31,1% de su PIB regional, seguida de Andalucía (29,2%) y Castilla-La Mancha (29,1%). El estudio concluye que a mayor tasa de paro mayor mercado negro. En el lado opuesto, se sitúan Madrid (17,3%), Cantabria (22%) y Aragón (22,3%). Debido a su economía basada en un cierto índice a el sector primario y su temporalidad.

La tasa de Madrid es particularmente baja por la elevada concentración de grandes empresas nacionales y extranjeras y grandes fortunas, que concentran los ingresos tributarios en esta comunidad, mientras que gran parte de su negocio se genera en otros territorios, según explica Gestha. De hecho, en Madrid tienen su sede el 60% de las 100 mayores corporaciones empresariales del país.

 

Las principales causas: impuestos y paro;

Aunque, por definición, la economía sumergida no es observable y, por tanto, difícilmente medible, la mayoría de los estudios elaborados al respecto coinciden en que su tamaño oscila entre el 20% y 25% del PIB español. En concreto, el informe de Gestha emplea una metodología particular mediante el análisis de diferentes variables.

Entre las causas que explicarían este fenómeno en España, el estudio dirigido por el profesor Sardà concluye que «la carga impositiva juega un papel determinante sobre el tamaño de la economía sumergida», sobre todo, la relacionada con las cotizaciones sociales, aunque no lo explicaría por sí sólo, ya que otros países de la OCDE presentan una elevada presión fiscal y menores tasas de economía sumergida.

También resulta significativo el impacto de la tasa de paro, el fuerte papel de la construcción como fuente de economía sumergida durante la burbuja o el mayor nivel de corrupción que presenta España en relación a otros países desarrollados, así como una cierta permisividad por parte de los españoles, por ejemplo, aceptar una factura sin IVA.

Pero los dos factores más relevantes son los relacionados con la carga fiscal (subidas de impuestos) y el mercado de trabajo (elevada tasa de paro). En cuanto al primero, cabe recordar que el indicador clave para medir el peso de los impuestos en un país no es tanto la presión fiscal como el esfuerzo fiscal y en este capítulo España se sitúa a la cabeza de Europa. El aumento de la economía sumergida durante los años de crisis coincide con el mayor aumento de impuestos de la historia reciente de España.

En cuanto al desempleo vemos como en las provincias que presentan un mayor porcentaje de parados de más de 50 años y de parados de larga duración son, igualmente, las que, por regla general, presentan una mayor economía sumergida. «Este resultado viene a corroborar lo que de forma, más o menos intuitiva, se esperaba ya que estos dos colectivos de parados son los que tienen unas mayores dificultades para reincorporarse al mercado de trabajo y, por tanto, son los que tienen más incentivos a trabajar fuera de los mercados considerados como legales».

Ocupa a «millones» de personas;

Por último, la relación que existe entre estas dos variables, paro y economía sumergida, explicaría, igualmente, que España presente una relativa estabilidad social, según expuso Sardà durante la presentación del estudio. En este sentido, muchos, sobre todo, extranjeros, no entienden que con un desempleo del 26% no se produzca una especie de revuelta social en España.

La razón es la denominada «cuatrinidad»: la combinación de colchón familiar, economía sumergida, subsidios del estado y cobertura de ONGs; dentro de estos cuatro factores, el respaldo familiar y la economía sumergida son los que tendrían una mayor importancia. No en vano, cabe recordar que, pese a existir una amplia cobertura en materia de desempleo -muy superior al de la mayoría de países

Por ello, según ste análisis, «surge la duda de hasta qué punto los gobiernos quieren meter mano a la economía sumergida, ya que de ella dependen millones de personas y combatirla crearía una gran inestabilidad social. Esto puede explicar que se confíe a la economía sumergida y a otros tres factores [colchón familiar, subsidios y cobertura de ONGs] el antídoto contra posibles revueltas sociales».

Manuel González Beltrán

Necesidad de una nueva empresa.

En esta entrada me gustaría hacer resaltar como muchos economistas y políticos llevan más de cinco años hablando de la necesidad de diseñar un nuevo modelo productivo distinto al especulativo y de precios bajos, que esté basado en el conocimiento, el capital humano y relacional y la investigación, desarrollo, innovación y diseño de los productos y procesos, un modelo que, a diferencia del actual, proporcione estabilidad económica y empleo de calidad, de manera que durante las fases de crisis del ciclo económico no se produzcan desequilibrios tan acusados en la producción y el empleo. Donde he de señalar que para conseguir este modelo productivo, deberíamos empezar por definir cuál es el modelo de empresa y de empresario/a que realmente necesitamos.

Según el último informe de la OCDE, la capacidad de management de las empresas españolas es una de las más bajas de Europa, el grado de ética y de responsabilidad social corporativa en España son escasos y están poco generalizados y la única forma con que se aborda el problema de la falta de productividad empresarial es mediante la “flexibilidad laboral”, eufemismo que se traduce en una reducción continua de los salarios y en el deterioro de las condiciones laborales saludables de los trabajadores, lo que perpetua esta falta de capacidad en la gestión. Con este tipo de empresas es imposible abordar una verdadera reforma estructural del tejido empresarial español que siente las bases para el modelo productivo que necesitamos.

Porlo que es necesario disponer de empresarios con una sólida formación empresarial y humana que garantice una gestión profesionalizada y una cultura organizativa basada en la cooperación, la integración, la solidaridad y la sostenibilidad. Las empresas han de ganar dinero pero el fin no justifica los medios, es decir, con el fin de obtener el máximo beneficio económico se cometen cuantas ilegalidades y tropelías sean necesarias, destruyendo el entorno más inmediato: el medio ambiente, las relaciones laborales e incluso las reglas del juego democrático.

Otro de los elementos clave en el modelo de empresa que se necesita para consolidar un modelo productivo sostenible es el tamaño empresarial. El pensamiento neoliberal plantea como condición necesaria para el éxito empresarial y la mejora de la competitividad, la creación de un tejido empresarial basado en empresas de gran tamaño y lo justifica en base a la globalización de la economía. Cuánto más grande sea una empresa, más rentable y competitiva será. Sin embargo, este argumento, además de ser una falacia, pues el tamaño no garantiza la mejora de la gestión y por tanto tampoco de la rentabilidad, obedece a un planteamiento especulador y oportunista contrario a la sostenibilidad económica.

Algunos datos clave demuestran mi afirmación: más del 70% del fraude fiscal en España es cometido por las grandes empresas y las empresas que más empleo están destruyendo en España durante los más de cinco años de crisis económica que llevamos son precisamente las de mayor tamaño, ello a pesar de que no han dejado de seguir acumulando beneficios económicos. La gran empresa está sustituyendo empleo en España por empleo en otros países donde los salarios son más bajos y las condiciones laborales más precarias y además, trasladan sus sedes centrales a paraísos fiscales con el fin de pagar menos impuestos. Son esas las empresas que no necesitamos para salir de la crisis y consolidar un modelo productivo más eficaz y sólido.

La mayor parte del empleo generado en España reside en las pequeñas y medianas empresas, que además representan más del 90% del tejido industrial. Pero además, se trata de empresas locales, arraigadas en su territorio, por lo que no solo generan empleo estable si no que lo hacen en el entorno más próximo, contribuyendo a crear riqueza y progreso reales, no ficticios. Estas empresas no necesitan crecer por crecer, por lo que son sostenibles y no se dedican a esquilmar el territorio y destruir el medioambiente.

Un ejemplo que he encontrado es el de la cooperativa La Fageda : una cooperativa que se dedica a fabricar y vender productos lácteos en Cataluña con éxito empresarial pero cuyo objetivo no es crecer si no que su presidente (médico psiquiatra) pueda ofrecer a sus pacientes (discapacitados psíquicos) la mejor terapia posible, trabajar. Este es el tipo de empresas que necesitamos para consolidar un nuevo modelo productivo, empresas socialmente responsables con un fin social concreto (y no especulativo) y en las que las personas son la clave de su crecimiento.

Manuel González Beltrán

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